Esta crítica no me la puedo tomar tan en serio como las otras ya que esta comedia (y aprovecho para señalar de antemano que creo que es un género que lleva unos años de capa caída) que voy a reseñar puede que sea uno de los productos más pésimos que he visto en mucho tiempo.
La trama aborda cómo a varios de los habitantes de un pequeño pueblo les toca la lotería en el prostíbulo local que frecuentan. Como premisa inicial resulta esperanzadora por original y potencialmente jocosa. De hecho es lo que me hizo ver esta película, una idea original para una comedia gamberra tal y como se nos mostraba en el trailer. Sin embargo, puedo afirmar que se queda solo en eso, en una idea, cuya frescura se desvanece a los pocos minutos.
Se trata de una comedia chusquera, que nos retrotrae a los felizmente pasados tiempos de Pajares y Esteso, rebosante de todos los estereotipos habidos y por haber: el alcalde corrupto, los viejos cotillas, el homosexual tapado... No falta siquiera el tonto del pueblo, que para más inri es el único personaje que consiguió sacarme una ligera sonrisa en algún momento.
El nudo de la historia se presenta precipitadamente, de manera tan rápida que a los diez minutos ya hemos perdido todo interés, nos damos cuenta de la hez que estamos viendo y nos animamos a quitarla (yo no lo hice porque me encontraba acompañado de otras tres personas, si no...). Y es que desde que se nos presenta a los personajes y el embrollo en sí todo va de mal en peor, nada tiene sentido y el guión parace estar escrito por un niño de seis años.
En los aspectos técnicos quiero destacar la pésima banda sonora. Puedo entender que Nino Bravo cantado en un karaoke suene fatal, pero nunca había sentido tanta vergüenza con una canción suya como en esta película.
No quiero enrollarme más con esta crítica porque no se merece el tiempo que estoy perdiendo en escribirla y aconsejo que no perdáis el vuestro en verla.

No soy muy exigente con este género pero ésta es en todos los aspectos una auténtica basura. Nada funciona en ella y solo servirá para cogerle rabia a nuestro cine, que de vez en cuando nos estrena en la pantalla grande semejantes joyitas.


Quien no haya soñado alguna vez con que le tocaba la lotería que levante la mano. Todos hemos jugado a imaginar lo que haríamos si nos convirtiésemos en millonarios de la noche a la mañana: cambiar nuestro modesto utilitario por un descapotable de lujo, dejar nuestro tercero sin ascensor por un chalet con piscina y pista de pádel... o, simplemente, la satisfacción de hacerle al jefe un sonoro corte de mangas. Pero... ¿qué pasaría si se cumpliese ese sueño? ¿Qué pasaría si te tocase la lotería, encontrases la solución a todos tus problemas, pero no pudieras cobrar el premio porque al hacerlo todo el mundo descubriría tu afición a frecuentar a señoritas de moral distraída?

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