Tarde de domingo es sinónimo de tarde de cine. Según en qué estado te deje el fin de semana, tiras por un género o por otro. Incluso te puedes quedar con una de esas comedias románticas alemanas que suelen programar en televisión (por favor, no). Pero decides tirar de buen cine, y no te dejas amedrentar. Coges una de esas que tienes en el tintero desde hace tiempo, y te quedas con Whiplash.
Ya de por si atractiva para un amante de la música, es fácil empatizar con el jóven Neiman (Miles Teller), estudiante de música de primer año con un sueño: convertirse en el mejor. Hasta aquí todo bien, todo correcto: película de manual. Supérate a ti mismo, vence tus miedos, conviértete en el mejor. Hasta que añadimos el factor Fletcher.
Y es que el señor Fletcher, interpretado por J. K. Simmons, es el que hace de Whiplash lo que es: una película que atrapa absolutamente al espectador hasta el glorioso momento final de la película. De hecho, tras los títulos de crédito un servidor no tiene demasiado claro si odia o alaba al profesor de música. Porque menudo pedazo de hijo de puta sin escrúpulos... o ¿no?
El metraje no se hace aburrido en ningún momento, y cualquiera puede llevárselo a su ámbito, tanto profesional como privado. Qué dejamos atrás para conseguir unos objetivos, cuál es nuestra meta final,... Todo ello regado por grandes clásicos del jazz como Caravan de Duke Elington o, la que da nombre al film, Whiplash, de Hank Levy.
Además, la película causó controversia entre las escuelas de música a lo largo del mundo. En algunas escenas se da a entender que si no eres tan bueno como Charlie Parker no merece la pena ser músico, o que si estudias música (sustituye música por otra profesión "de segunda") la gente no te tomará en serio. Y este es el motivo por el que la película hace que, incluso el espectador más distraído, pueda escuchar la moraleja contenida en el trasfondo. Aunque sea un susurro lejano arrastrado por el viento.

Una historia simple, de manual, con una ejecución brillante y una increíble interpretación, que hace que el debut de Chazelle no se pueda pasar por alto.


El objetivo de Andrew Neiman (Miles Teller), un joven y ambicioso baterista de jazz, es triunfar en el elitista Conservatorio de Música de la Costa Este. Marcado por el fracaso de la carrera literaria de su padre, Andrew alberga sueños de grandeza. Terence Fletcher (J.K. Simmons), un profesor conocido tanto por su talento como por sus rigurosos métodos de enseñanza, dirige el mejor conjunto de jazz del Conservatorio. Cuando Fletcher elige a Andrew para formar parte del grupo, la vida del joven cambiará.

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