29 de marzo de 2017

Redención (2015)

Drama convencional

La película que traigo hoy curiosamente ha sido titulada en nuestro país de la misma manera que la última que reseñé, valga como ejemplo de los dudosos criterios que se emplean para las traducciones a nuestro idioma. Pero vayamos al grano. Esta película de 2015, que se estrena en España con dos años de retraso, está dirigida por Antoine Fuqua, que ya nos impresionó con una de sus primeras películas, Training Day. En esta ocasión nos mete en la piel de Billy Hope, un antiguo campeón de boxeo que alcanzó la gloria y una desenfrenada vida de lujo junto a su mujer e hija. Desafortunadamente, durante una pelea en la que se vio involucrado su mujer falleció. A partir de este momento su vida se desmoronará y el protagonista tratará de re-encauzar sus pasos de la única manera que sabe: subiéndose a un ring.

Nos encontramos ante un drama puro, de tendencia lacrimógena. Es una historia de desgracia y superacion que ya nos han contado en más de una ocasión, sabemos cómo se va a desarrollar y cómo va a concluir. Es verdad que adolece de todo tipo de tópicos y de una notoria falta de ambición por parte de su realizador. Pero a pesar de todo ello hay que resaltar que la historia está bien construida y contada, con un inicio potente, un desarrollo pausado y un desenlace emotivo pese a ser previsible.

El sostén principal de la película es su protagonista, encarnado por uno de los mejores actores del momento: Jake Gyllenhaal, que nos regala una interpretación asombrosamente intensa. Aborda un papel desolador, violento y conmovedor. Sin él este proyecto no hubiese sido ni la mitad de lo que es, qué expresiones de odio, qué miradas de pena.... No hay palabras, una actuación soberbia. También hay que destacar a Forest Whitaker en la piel de entrenador, en un personaje que guarda paralelismos con el que desarrolló Morgan Freeman en la maravillosa Million Dollar Baby.

Como punto negativo se puede señalar que el desarrollo de los personajes denota cierta falta de profundidad, algo que resulta más notorio en los secundarios. Las relaciones afectivas requerirían un desarrollo mayor, lo que le resta emotividad y peso al cojunto final.

En cuanto a la producción hay que destacar el empleo de la cámara, sobre todo en el interior del ring, arrojando un resultado de una factura técnica impecable. El tema musical principal, Kings never die de Eminem, se ajusta perfectamente al espíritu del film.



Película correcta, que aunque no sorprenda nos mantiene interesados y es fácil de ver.

 





 
Pese a haber gozado de gloria y premios en su pasado, un luchador (Jake Gyllenhaal) ha caído en desgracia. Sin embargo, no se rinde y toma la decisión de mejorar su imagen por el bien de su mujer (Rachel McAdams) y su hija. 




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