14 de marzo de 2017

El Guardián Invisible (2017)

Qué desastre

Nos encontramos ante la adaptación cinematográfica del libro homónimo de Dolores Redondo. La primera parte de una trilogía que fue todo un fenómeno editorial con un millón de ejemplares vendidos en español y su traducción a una quincena de idiomas. La historia se sitúa en Navarra y cuenta la investigación de una detective de la Policía Foral, Amaia Salazar, para capturar a un asesino de mujeres adolescentes en los bosques del valle de Baztan. El escenario tiene una importancia crucial en la trama e impregna de tradición y supervivencias legendarias la labor policial.

El comienzo de la historia está falto de ritmo y coherencia y resulta confuso. El trabajo tanto del director como de los guionistas no ha sido bien resuelto, reflejándose en la aparición de personajes que no no se sabe de dónde vienen, saltos de lugar tramposos o una cronología  excesivamente "flexible". El desarrollo de la propia protagonista no acaba de perfilarse en todo el metraje, siendo un personaje plano. Orientarse a lo largo del metraje resulta complicado, debiendo el espectador completar con su interpretación lo que va voendo en la pantalla.  Tampoco el empleo que se hace de los flashbacks parece adecuado, presentando una segunda trama pretendidamente relacionada con la investigación de los asesinatos que en la práctica no está bien resuelta, acercándose peligrosamente a lo anecdótico. Parte del problema reside en que la interpretación de casi todo el reparto (con excepciones como la de Ramón Barea) no da más de sí. Los propios diálogos abundan en este problema con fómulas acartonadas y escasamente creíbles. Marta Etura, en su papel de protagonista, es un buen ejemplo de esta carencia de verosimilitud, con un gran número de planos dedicados a mostrar su faz meditativa y nostálgica y consiguiendo justo el efecto contrario, alejando al espectador de lo que está ocurriendo ante sus retinas. Un suspenso para el reparto en su conjunto.

A todo esto hay que añadir un claro problema de ritmo. La base de cualquier buen thriller debería ser mantener el suspense del espectador y que su interés por lo que le están contando se mantenga. Pues en esto tampoco consigue El guardián invisible obtener éxito. Es un producto lineal, con exceso de metraje, incoherente y sin un gancho atractivo... El resultado es que un cuarto de hora después de comenzarla llega el aburrimiento.

Para que no todo sea malo vamos a acabar destacando dos elementos positivos que sí tiene la cinta:
-La fotografía: oscura pero de gran belleza. A ello contribuye de manera determinante la localización y un buen uso de la iluminación. Quizás peque un poco de abuso del recurso a la lluvia como elemento dramático de por sí, como si tratase de mitigar otras carencias a la hora de generar atmosfera mostrándonos un escenario continuamente anegado.
-La banda sonora: está bien implementada y es más que correcta, cubriendo en ocasiones la desnudez del guión y constituyéndose en uno de los escasos elementos que contribuyen a mantener la tensión en el film.



Que no os engañen ni los comentarios ni las críticas de prensa. El cine español está dando últimamente títulos bastante notables, pero esta película no es uno de ellos. Ésto es cine del malo, se mire por donde se mire. Dentro de su género no puede competir con otras producciones recientes como La isla mínima o Que Dios nos perdone.








 En los márgenes del río Baztán, en tierras de Navarra, aparece el cuerpo desnudo de una adolescente en circunstancias que relacionan ese crimen con un asesinato ocurrido un mes atrás. La inspectora Amaia Salazar dirige la investigación, la cual le llevará de vuelta al pueblo de Elizondo, donde ella creció y del que ha tratado de huir toda su vida. Enfrentada con las complicadas derivaciones del caso y sus propios fantasmas, la investigación de Amaia es una carrera contrarreloj para dar con un implacable asesino en una tierra fértil en supersticiones y brujería.




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