Vacía
HBO integra en su catálogo la serie Taboo, una coproducción de FX y BBC producida por Ridley Scott y protagonizada por Tom Hardy. Relata la vida de James Keith Delaney, un hombre que ha estado en los confines de la tierra. Dado por muerto, reaparece en su Londres natal tras la muerte de su padre para tomar su herencia: el estrecho de Nutka. Un pobre pedazo rocoso de tierra pero de interés desmedido por su privilegiada situación geográfica. Su control atraerá la atención de tan poderosos rivales como la Compañía de las Indias Orientales, los estados libres de América o la propia Corona británica.
Con una premisa tan sugerente y los nombres que sellan el título no es de extrañar que haya sido un estreno tan esperado. Y quizás éste pueda ser precisamente uno de sus problemas, en mi caso las grandes expectativas que tenía no han resultado satisfechas.
Los aspectos técnicos y visuales son sobresalientes, con una de las mejores recreaciones de época que se han podido ver en la pequeña pantalla. Un Londres envilecido tanto material como espiritualmente, atravesado por un río Támesis omnipresente, ominoso y depositario de todo tipo de secretos. En cuanto a las interpretaciones, el elenco aprueba con nota. Destaca Tom Hardy en una serie concebida en torno a su personaje. Lo que descarga buena parte del éxito de la misma sobre los hombros del actor. Hardy ofrece una actuación poderosa, creando un personaje imponente, casi hipnótico. Un auténtico anti-héroe, lleno de contradicciones y atormentado por los demonios de su pasado.
Los aspectos técnicos y visuales son sobresalientes, con una de las mejores recreaciones de época que se han podido ver en la pequeña pantalla. Un Londres envilecido tanto material como espiritualmente, atravesado por un río Támesis omnipresente, ominoso y depositario de todo tipo de secretos. En cuanto a las interpretaciones, el elenco aprueba con nota. Destaca Tom Hardy en una serie concebida en torno a su personaje. Lo que descarga buena parte del éxito de la misma sobre los hombros del actor. Hardy ofrece una actuación poderosa, creando un personaje imponente, casi hipnótico. Un auténtico anti-héroe, lleno de contradicciones y atormentado por los demonios de su pasado.
Llegados a este punto, toca hablar de su gran talón de Aquiles, la pobreza de la trama y su ejecución. El pistoletazo de salida no podía ser mejor, con un capítulo piloto, muy interesante. Pero el espejismo se desvanece rápidamente, la serie se muestra lenta y densa, y lo peor de todo, carente de interés. Los capítulos se hacen largos y planos. Lo mismo ocurre con las subtramas que ofrece la historia, no conducen a nada relevante o quedan inconclusas. Se peca de un exceso de personajes que redunda en el escaso desarrollo que muestra la mayoría. La trama principal aparece a pinceladas, sin avanzar; cuando concluye ha dejado más preguntas que respuestas.
Esta serie me ha dejado pensamientos encontrados. Me cuesta pensar en el momento de continuar viéndola cuando estrenen la segunda temperada, confirmada recientemente.

Producto interesante pero de difícil consumo. Maravilloso envoltorio pero hueco interior. La primera decepción de este año.


Año 1814. James Keziah Delaney es un hombre al que se le dio por muerto tras viajar a África y estar diez años sin noticias de él. Ahora, James, que ha estado en los confines de la tierra, donde casi pierde la vida, vuelve a Londres completamente cambiado y con catorce diamantes robados en el bolsillo.

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