Me pongo a escribir esta crítica nada más ver la tan esperada nueva película de la saga Alien. Y muy a mi pesar me he llevado una enorme desilusión, incluso enfado, ante la poca imaginación del cine actual, la acumulación de entregas que no arriesgan nada y se estrenan a sabiendas que funcionarán bien por su renombre, con el único objetivo de llenarse los bolsillos y sin tener la más mínima consideración con el espectador. La espera de todos estos años para nada ha sido complacida.
La película nos sitúa diez años después de su predecesora. La nave colonizadora Covenant, que lleva en su interior 15 tripulantes, 2000 colonos y varios miles de embriones; lleva rumbo a un planeta de características similares a la tierra con la intención de asentarse en él cuando intercepta una señal extraña que, descubren, procede de un planeta hasta entonces desconocido y que posee unos parámetros de habitabilidad aún mejores que los de su destino original. Ante este misterio la tripulación decide variar el rumbo paraa descubrir qué es lo que ha originado el mensaje que acaban de recibir. Y hasta aquí os puedo contar.
La película comienza con un prólogo, tan interesante como revelador, que enlaza con Prometheus. Desafortunadamente, es de las pocas pinceladas que tendrá como referencia a ésta, y la intención de ampliar la historia de su antecesora se desvanece con el paso de los minutos. Esta vez no quiere meterse en demasiados berenjenales, no vaya a ser que luego no sepa salir. Scott es conocedor de que tiene un proyecto importante entre manos y, buscando satisfacer a la crítica, intenta enfocarlo más hacia la saga original, como se puede intuir tanto en su título como en su póster de cartelera. Sinceramente tampoco llega a conseguirlo, y creo que el mayor problema de este proyecto es que no sabe complacer ni a los amantes de Alien y ni a los de Prometheus.
La historia es un desbarajuste total: mal contada, mal hilada, con un ritmo muy pesado, cantidad de altibajos... lo mismo te regala un diálogo rico en contenido al que le sucede otro que no tiene ningún trasfondo, que una escena de acción seguida de varios minutos de aburrimiento. La cinta no arranca hasta su minuto 90, momento en el que he mirado la hora y he pensado: "llevo tres tercios de película y no ha pasado nada". Ni sorprende ni arriesga, con unos personajes sin ningún desarrollo, unos giros de guión previsibles y sin tomar una posición de manera decidida. Parece que quiere contar cantidad de cosas pero tan solo cuenta una y de manera bastante deficiente. Es cierto que en su tramo final, en el que explota la acción, se desenvuelve mejor, en un terreno ya conocido, porque cuando más bruta, y desenfrenada se vuelve, mejor se siente. Una pena que este momento sea demasiado breve y se asimile más como un buen postre, como un adorno final al mal menú que acabamos de degustar.
Uff, ahora toca el turno del reparto, del que solo se salva Michael Fassbender. Se nota que la película está hecha para su lucimiento. Es más, en vez de un papel central realiza dos, dando vida a dos androides con interior completamente distinto. El resto de los actores pasa desapercibido, incluso alguno, como la protagonista femenina, son de lo menos expresivo y carismático que se ha visto en los últimos años. Otro detalle curioso es que actores de la talla de James Franco tengan una aparición en la cinta menor a un minuto de duración.
Para terminar, en la producción hay poco que reprochar siendo un producto de este calibre, lo único negativo es que la imagen es demasiado oscura, dificultando su visionado en las escenas de ritmo acelerado.

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La segunda más floja de toda la saga. La película en ningún momento se centra en lo que quiere ser y en donde nos quiere llevar. Es uno de los productos más desilusionantes y desequilibrados de los últimos tiempos. No la llego a suspender porque algún matiz sí que me ha llamado la atención, tiene algún guiño a sus hermanas mayores y puede ser un inicio interesante para lo que esté por venir.
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Una engañifa. El timo de la estampita. Un "se mueve la bolita, señora, caballero" que se han marcado en nuestros morros para sacarnos los cuartos. Un servidor no puede decir que no haya disfrutado viendo ciertas escenas de la película, pero de lo que se supone que íbamos a ver a lo que nos hemos llevado a casa hay una diferencia demasiado grande. Y no es solo la decepción que siento, es que esta saga se merecía una buena precuela, los fans la pedían y había medios para crearla. Lo que no había eran ganas. Parece ser que a Ridley Scott se le han acabado los polvos mágicos, y ya no sólo basta con su nombre para hacernos ir al cine. Me pegáis un toque cuando os encontréis con una nueva película de Alien que merezca la pena, porque un servidor no vuelve al cine para volver escaldado.
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Alien Covenant peca de ser una película exageradamente pretenciosa. Scott es demasiado autoconsciente de la repercusión que va a tener su trabajo y trata de dotar de trascendencia el mensaje de la cinta a la base de escenas grandilocuentes y de falsa solemnidad. Tiene algunas escenas y diálogos reseñables, con una carga reflexiva importante, pero todo se pierde en un conjunto que acaba siendo un derroche de pretenciosidad. De hecho, los momentos en los que el espectador se encuentra más a gusto es cuando abandona ese tono grave y retoma las escenas de tensión y terror que caracterizaron a las entregas anteriores. Sin embargo, la cinta tiene un ritmo extraño y estas escenas se asemejan a pequeñas islas en un mar de tedio. Con un director como Ridley Scott es muy complicado hablar de mala película, pero si vas a verla, ármate de paciencia porque la vas a necesitar. |


Rumbo a un remoto planeta al otro lado de la galaxia, la tripulación de la nave colonial 'Covenant' descubre lo que creen que es un paraíso inexplorado, y que resulta ser un mundo oscuro y hostil.

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