Es domingo por la noche y valiente de mi busco otra de esas películas patateras que me gustan ver de vez en cuando. Hoy le toca el turno de Willow Creek. La verdad es que su sinopsis me llamó la atención, nos cuenta cómo una pareja de idiotas, después de ver el vídeo de Patterson-Gimlin, el del Bigfoot, si, ese en el que sale un tío disfrazado por un arrollo caminando del año de la polca. Pues esta pareja de genios cogen la cámara y deciden irse a donde se grabaron estas imágenes, en busca de dichos seres. La verdad es que no hace falta que me la vendan más, a por ella que voy.
Lo primero que diré que esta cinta es un falso documental, de esas de la típica película perdida que se encuentra un tercero y que nos exponen para que... vamos, esperaros una calidad bochornosa y un mareo gratuito. A partir de aquí, la cinta tiene la estructura de la precursora de este tipo de cine: El proyecto la bruja de Blair. Los dos y escasos protagonistas van al pueblo mas cercano a los bosques, en el que los habitantes viven del turismo atraído por este ser especial; hablan con los típicos zumbados y se adentran en el bosque a la aventura.
Si la idea es atrayente, es solo eso, porque el desarrollo de la película es lento y tedioso. Menos mal que dura 78 minutos, porque su primera hora es desastrosa, con actuaciones vergonzosas y diálogos realizados por una persona sin cerebro. Por un momento dudé entre quitarla o no, pero la duda viene cuando a 25 minutos del fin, despega. No os penséis que salen monstruos y efectos especiales de la ostia, porque la gran virtud de la cinta es todo lo contrario: no mostrarnos al temido y extraño ser y jugar con el terror psicológico del espectador. Pero en esos gloriosos minutos, en los que la mayoría son un plano seguido dentro de la tienda de campaña por la noche oyendo todo tipo de ruidos, es cuando de verdad funciona, creando algún que otro momento de angustia y temor ante el susto que nos esta por llegar. Y es por estos momentos por los que tengo que subir la nota de la cinta. No la aprobaré, claro que no, pero lo raspa. Todo ello porque estamos hablando de cine de terror y en su tramo final me hizo sentirme realmente incómodo.
Las actuaciones, imaginaros, no sirven para nada, y el doblaje menos, ya que está realizado para el mercado doméstico, con muy pocas ganas. En lo relativo a la producción, nosotros con un móvil y diez duros haríamos algo parecido. Imagen mala, lo único que podemos es agradecer que en sus momentos más atinados la cámara este estática. Efectos especiales no los busquéis porque no los tiene, y banda sonora tampoco.

Película mala, pero con momentos salvables, su tramo final está por encima de lo anterior visto. Una buena idea que podía haber sido mucho mejor ejecutada.



Jim (Bryce Johnson) y su novia Kelly (Alexie Gilmore) viajan a Willow Creek, California, para seguir los pasos de un Bigfoot. Dos intrépidos aventureros, Patterson y Gimlin, grabaron en 1967 el vídeo más famoso del legendario monstruo, 45 años después, la pareja está dispuesta a ver las imágenes con sus propios ojos. Kelly es escéptica, no cree que la bestia exista, pero se ha unido a la aventura para pasar más tiempo junto a su novio. Jim, sin embargo, cree firmemente que va a capturar al Bigfoot, por eso no deja de grabar cada momento con su cámara de video.

No hay comentarios:
Publicar un comentario